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“El sistema educativo todavía no consigue eliminar la desigualdad”

“¿Quién se queda atrás?” es el informe que presenta los resultados del estudio Niños del Milenio en el Perú. Si bien la investigación demuestra que gracias al crecimiento económico de nuestro país más niños han accedido a servicios básicos, educación y salud, la desigualdad entre los grupos desfavorecidos y privilegiados todavía constituye un reto para el Estado. Santiago Cueto, uno de los autores, opina sobre los principales desafíos en cuanto a políticas públicas a favor de la niñez.

¿La educación escolar es el talón de Aquiles en el Perú?
Hay buenas y malas noticias. Lo que el informe confirma es que la matrícula en educación primaria ha llegado al 90%. Esto significa un gran avance en comparación con hace 40 años. Falta crecer en educación secundaria e inicial. Hoy, el reto es brindar un aprendizaje de calidad. Esa es la principal brecha que se refleja en el rendimiento escolar. El sistema educativo no consigue eliminar la desigualdad entre niños privilegiados y desfavorecidos.

Son estos últimos los que por lo general no logran culminar sus estudios. La educación secundaria es sumamente precaria, especialmente en zonas rurales.
En el Perú debe haber tres veces más escuelas primarias que secundarias. La mayor parte de estas se encuentra en las capitales de distrito y áreas urbanas. Así, los alumnos deben buscar acceder a ella por iniciativa propia y empuje. Lo que a su vez muchas veces significa caminar varios kilómetros. Ese es el drama de la inequidad en nuestro país. Las condiciones son bastante más duras para los individuos que habitan en zonas desfavorecidas.

Hay más dinero, ¿pero las brechas no se han acortado?
Los economistas en este momento se encuentran en una gran discusión al respecto. Esto tiene que ver básicamente con la distribución de los ingresos. La inequidad sigue siendo muy alta a pesar del crecimiento económico.

Además, el estudio muestra cómo el bajo nivel educativo de la madre tiene que ver con la calidad de vida del niño. Si buena parte de ellos no termina el colegio, entonces el ciclo de pobreza seguirá repitiéndose.
Este hecho refleja lo que algunos expertos denominan la transmisión intergeneracional de la pobreza. Las madres más educadas representan más ingresos y mejor apoyo para sus hijos. El sistema de educación pública genera patrones de inequidad social. Por ello, debemos aceptar que los grupos de niños desfavorecidos cuestan más. La inversión per cápita en este y otros temas sociales debería ser mayor, no obstante ocurre lo contrario. La inversión del Ministerio de Educación por estudiante tiende a ser mayor en las regiones donde hay mejores resultados. Se necesitan decisiones políticas para romper este círculo vicioso.

En ese sentido, cuáles son los principales retos del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis) respecto a los niños desfavorecidos.
El Perú necesita un sistema de monitoreo. Los indicadores sociales deben apuntar a disminuir brechas y no solo promedios. Actualmente, existe una especie de efecto abanico. Por ejemplo, en edades tempranas no se muestran grandes distancias en desnutrición crónica debido a la lactancia materna. Sin embargo, esto cambia cuando empieza la ingesta de alimentos sólidos. La tasa de desnutrición crónica de un niño de 8 años que tiene una madre con primaria es de 35%, mientras que la de un niño con una madre que ha completado la educación secundaria es de 5%. Es decir, siete veces más. El Midis debe tomar en cuenta que la combinación de estas variables resulta explosiva.

¿La desnutrición crónica infantil sigue siendo otro de los grandes desafíos?
El informe Niños del Milenio muestra que las tasas de desnutrición han disminuido. Sin embargo, las brechas se mantienen.

Paradójicamente, los problemas de obesidad van en aumento.
Ese es uno de los temas que debemos comenzar a prestar atención, pues ya está ocurriendo con más fuerza en países industrializados. La obesidad infantil se asocia al crecimiento económico en zonas urbanas. Asimismo, tiene que ver con el tipo de alimentación y el sedentarismo. Los niños tienden a quedarse jugando en la computadora en vez de salir a correr al parque. Hace poco el Ministerio de Salud (Minsa) promovió una campaña para ponerle impuestos a la comida chatarra y todo el mundo le cayó encima. El tema no se manejó políticamente bien, pero más adelante tendrá que tratarse.

¿Que más niños tengan acceso a servicios básicos como agua, luz y desagüe quiere decir que ha mejorado su calidad de vida?
Ha aumentado en los últimos años, sin duda. Incluso, en las áreas urbanas la cobertura ya casi está al 100%. Mientras que en las rurales todavía existen brechas que poco a poco van cerrándose.

El sector público y privado ha invertido millones de soles en programas sociales, pero la desigualdad no desaparece.
El programa Juntos es una gran iniciativa en ese sentido. Vale mencionar también el incremento en el acceso a los DNI y al seguro integral de salud. Lo que pasa con algunos de estos programas es similar a lo que ocurre con la educación, es decir, se ha logrado mayor acceso y cobertura para poblaciones interesantes, pero lo que toca ahora es mejorar la calidad.

¿Cómo lo hacemos?
Resulta fundamental implementar políticas públicas focalizadas en los niños y zonas más pobres. Hay que acortar las distancias entre los grupos desfavorecidos y privilegiados porque si no los problemas sociales continuarán.

Usualmente se implementan políticas públicas con un modelo muy urbano que no permite a los niños en áreas rurales sacar el máximo provecho de ellas.
He escuchado a funcionarios del sector público decir que el gasto no se justifica porque son pocos. Los servicios per cápita cuestan mucho más en zonas rurales. Esto, además de los retos culturales y lingüísticos que hacen falta. El Estado debe aceptar que la atención en zonas desfavorecidas va a costar más.

Un aspecto interesante del informe es cómo los menores se perciben a sí mismos.
Eso también está vinculado a su nivel de pobreza y su condición de desfavorecidos. A menudo los niños ven la vara tan alta que se cumple la profecía fatalista de “así son las cosas y así seguirán siendo”. En el Perú hay muy pocos mecanismos y redes de soporte público. Nosotros seguimos a un chico en Puno que había abandonado la escuela. Y cuando le preguntamos por qué lo hizo si hasta tenía buenas notas respondió que porque no tenía papá, su mamá estaba muy mayor y al hermano le metieron una bala así que tenía que trabajar.

Entre los eventos adversos que afectan a la niñez, los resultados de la tercera ronda destacan los desastres naturales. ¿Es esto una consecuencia del cambio climático?
Ese es un tema muy debatido. No me animo a decir que exista una relación directa, pero es una de las hipótesis. Lo hemos visto con las lluvias. Te aseguro que en unos meses volveremos a hablar de las heladas y de cómo no estamos preparados. Los últimos tienen que comenzar a ser los primeros. No quiero criticar al gobierno que recién ha entrado, pues ha demostrado tener buenas intenciones. Sin embargo todavía se sigue en un momento de planificación y lo que hace falta es acción.

¿Por qué no se incluye una categoría específica sobre niños con habilidades especiales?
La razón por la que no están en el estudio es por un tema de recursos al que debimos ajustarnos al principio. Este es un grupo muy importante, pero relativamente pequeño. Para obtener resultados específicos se hubiese requerido un muestreo dedicado a ellos. Tenemos unos cuantos casos, pero son pocos como para hacer conclusiones sobre el asunto.

¿Han encontrado diferencias entre las generaciones de niños encuestados?
La situación de los niños de 8 años entrevistados para esta tercera ronda se mostró algo más favorable que la de los niños de 8 años entrevistados en el 2002 durante la primera ronda. Esa es una buena noticia.

Fuente El Comercio 18/2/12
http://es.scribd.com/doc/82178517/El-sistema-educativo-todavia-no-consigue-eliminar-la-desigualdad